El cambio es inevitable y es un factor omnipresente a lo largo de la vida de todos nosotros. El ritmo acelerado de la innovación implica que el único enfoque práctico consiste en adoptar actitudes y emociones que acojan positivamente el cambio y que nos ayuden a adaptar y aprovechar las nuevas formas de hacer las cosas en el ámbito de nuestro trabajo y en el de nuestra vida social.
La alternativa –el oponerse al cambio- no provocará otra cosa que fricciones y estrés. Paradójicamente este mundo cada vez más complejo e impulsado por la tecnología podría tener más fácil la búsqueda de factores de éxito difíciles de encontrar dado que, según opinan los gurús de la direcciónde empresas, son las personas –motivadas, creativas y flexibles- las que, en última instancia, marcan la diferencia entre una y otras empresas. Pues ni los sistemas, ni las estrategias de marketing tampoco bastarán para lograrlas, y sí lo conseguirán las personas con imaginación y fuerte convicción